viernes, 22 de enero de 2016

La imaginación intuitiva


Dibujo de Leonardo da Vinci



El color de una pintura no es el rojo, el blanco, el verde o el púrpura, como se cree generalmente: el color está en los matices que existen entre la luz y la oscuridad. Quien comprenda esto traducirá con su pincel la naturaleza de las cosas.
“Entre la idea
y la realidad

Entre el movimiento
y el acto
cae la sombra

Entre la concepción
y la creación

Entre la emoción y la respuesta
cae la sombra

Entre el deseo
y el espasmo

Entre la potencia
y la existencia

Entre la esencia
y el descenso
cae la sombra.”

T.S. Elliot


En Occidente han sido los simbolistas quienes propusieron como función del arte la expresión de los significados secretos de las cosas y, para lograrlo, el medio fue el símbolo, que es la reticencia de la intuición, el soberano lenguaje de la inteligencia. La imaginación intuitiva.
Como decía Mallarmé: “Creo necesario que no haya más que alusión. Nombrar un objeto es suprimir tres cuartas partes del goce del poema, que proviene de la felicidad de adivinar poco a poco; lo que se desea es sugerir”.
Aunque, quizás, el más preciso fue O. Kazuko con la siguiente afirmación: “La definición es limitación, la belleza de una nube o de una flor está en su desplegarse inconsciente.”

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